Botenstoffe, primer diálogo entre escritores argentinos y alemanes contemporáneos

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Daniel Falb, Tilman Rammstedt, Sergio Raimondi. Foto: Timo Berger

25 de marzo: Es el primer día del año que en Berlín hace veinte grados. El sol también existe en Alemania, quema y hasta puede hacer lucir a un digno y amplio cielo celeste. Todos llegan un poco más tarde a la Lettrétage, salvo Tilman Rammstedt que se adelantó diez minutos. Los escritores escuchan atentamente la explicación del funcionamiento de los auriculares de traducción simultánea, que una vez colocados en las orejas como estetoscopios, transforma la reunión en un simposio de médicos. Los alemanes necesitaban silencio y los argentinos llenarlo con palabras.

Atención: Lo que se lee a continuación es una aproximación de lo que se dijo en la conferencia a modo de captar el espíritu de cada intervención. No es una transcripción textual.

Tom Bresemann: Después de haber hecho felices a los patrocinadores en la noche inaugural de anteayer, ahora nos dedicaremos a gastar el dinero libremente. No esperamos de ustedes que hagan frases bonitas como bien lo hicieron en Leipzig, sino que se conozcan, que pongan en discusión temas de su interés, como por ejemplo, el plagio. Cómo funciona en Argentina, cómo en Alemania, ¿existen “los alemanes? ¿y “los argentinos”? Propongo alejarnos de un típico recital de literatura y dialogar. Ruego que hablemos y discutamos.

El plagio: Copy paste- influencias- el realismo como justificación de la autenticidad

Timo Berger: El plagio tiene una tradición en la cultura argentina. Borges, haciendo referencia a Kafka, dijo que cada autor crea sus popios precursores, aunque nada tenga que ver con él. Esto permite pensar el plagio en dirección opuesta. Hay una cita que me parece muy interesante para la discusión de hoy: Beatriz Sarlo escribe sobre Borges en „Borges, un escritor en las orillas“: “Colocado en los límites (entre generos literarios, entre lenguas, entre culturas), Borges es el escritor de “las orillas”, un marginal en el centro, un cosmopolita en los márgenes, alguien que confía a la potencia del procedimiento y la voluntad de forma, las dudas nunca clausuradas sobre la dimensión filosófica y moral de nuestras vidas; alguien que, paradojicamente, construye su originalidad en la afirmación de la cita, de la copia, de la reescritura de textos ajenos, porque piensa, desde un principio, en la fundación de la escritura desde la lectura y desconfia, desde un principio, de la representación literaria de lo real.“

Pablo Ramos: Pero las orillas de Borges literalmente, de las orillas del Maldonado, no del lenguaje. Para disentir con Sarlo.

Berger: Pero tiene un doble sentido. Quiere decir que él escribe desde la periferia del mundo occidental y le es difícil no encontrarse en el centro literario que antes fue París. ¿Hoy en día se habla de esto en la Argentina o lo hemos superado?

Félix Bruzzone: Es una tradición. Yo estoy un poco afuera de la tradición que piensa la escritura a partir del programa borgeano. En mi caso yo veo una influencia de Manuel Puig, que hoy es más importante.

Ramos: Yo diferenciaría influencia de plagio. Pegar textos que hayan escrito otros y elaborar un texto con otros fragmentos escapa del debate literaio, parece el policíaco. Si nosotros le creemos a Onetti, que dice que su obra es un plagio de la obra de Faulkner, es una manera interesante de plagio. Yo creo que cuando un cuento te gusta mucho, tenés que escribirlo de nuevo. Yo lo hice. Mi cuento de Cheever lo escribí porque sino no lo hubiera soportado.Leí ese cuento y dije: Es todo lo que quiero escribir, ¿qué hago?, ¿me compro una heladería? Sencillamente conviví con ese cuento, conviví con la memoria emotiva de ese cuento y lo volví a escribir. En ese proceso, creo, y me sumo a Felix, Borges no es del margen, sí Puig, Borges siempre estuvo en el centro, afuera, Arlt, creo que Borges cuando nació él ya leía en inglés.

Sergio Raimondi: Eso es un problema de geopolítica literaria. Probablemente Borges desde acá, pertenezca a una literatura de país periférica, pero para nosotros Borges es el centro, de donde hablamos cada uno.

Berger: Si éste es el centro, ¿dónde se posicionan los autores argentinos modernos, dejando a Borges de lado?

Ramos: Los de la academia y los que van por afuera, eso se da en muchos lados también.

Laura Alcoba: Creo que es necesario definir lo del plagio, intertextualidad, el mito de la  creación ex nihilo no tiene que ver con la modernidad, tal vez tengamos que definirlo.

Berger: En Leipzig hubo una discusión muy candente de acusaciones de plagio a una autora alemana, Helene Hegemann. Ella ha copiado estractos de un blog, el de Airen, lo había adaptado y modificado un poquito.

Ramos: Eso es como cuando te roban una bicicleta, te la pintan un poco y te la vuelven a vender. Hablamos de lo que es corregir, sería muy inocente decir que en ese caso uno corrige un texto, uno sería mal escritor si sólo corrige un texto (de otro), uno se corrige en el acto de corregir, uno tiene que vivir un proceso exterior y volver a salir, sino es un acto de diseño gráfico disfrazado de literatura.

Alcoba: Creo que está cambiando el significado de la noción de autor que nació con  la imprenta con el modo de circulación actual de los textos. Hoy en día se plantean de otra forma cuestiones de copyright, ¿cuál es el marco legal para la circulación de textos hoy en día?

Rammstedt: Creo que no deberíamos ocuparnos de los aspectos legales, creo que lo interesante no es lo que estamos hablando ahora, sino el hecho de que existe un material y se puede reutilizar, un pasaje, varios pasajes de forma muy evidente, todos reinterpretamos textos, ése no es el punto, sino que uno reutiliza cierta información que viene de distintas fuentes que pueden ser películas, canciones y a mí me influencian en la forma de escribir.

Bresemann: El tema es el proceso. Una posición extremista es el copy paste y otra es que no puedo reutilizar nada, tengo que inventarlo todo. Tiene que ver con la inspiración.

Alcoba: La inspiración es el mito del romanticismo, nadie se lo cree, es el poeta en la Torre de Marfil, me parece hasta caricaturesco.

Ramos: También depende desde dónde se entiende la literatura. En mi caso es poco probable que la entienda desde la idea de hacer una obra bella, la literatura parte de una necesidad real, un impertaivo categórico, de un montón de cosas que tengo adentro, de la misma manera escribo.

Alcoba: También estás influenciado por tus lecturas.

Ramos: Es parte del todo, creo en el lenguaje como la frontera exterior, pero la forma literaria debe concebirse desde adentro, no desde afuera. En el origen está su verdadero valor.

Rammstedt: Es lo que ve y piensa el autor respecto del mundo.

Ramos: Inspiración fue la teoría de la relatividad. No había manera de comprobar lo que se sabía. Mi obra literaria es una convicción, yo ya lo sé. El contrario literario sería pensar, cómo inflar un balón de fútbol, darle forma desde afuera, pego esto acá, acomodo.

Alcoba: En un texto mío yo reconozco las huellas de lo que leí y me impactaron, cuando uno analiza siempre encuentra las huellas.

Ramos: Esas huellas son uno. Primero el texto te modificó y después vas hacia el texto, lo armás como un collage de fragmentos. El riesgo es que pierda potencia y unidad. La literatura como drama humano. El bagaje lo tengo adentro a la hora de escribir. El modelo contrario es el de tratar de construir de afuera para adentro. Felix Bruzzone entendió el diálogo como la superficie. Ese diálogo tiene que hablar de la pluralidad de sentidos. Puig es otro maestro, si hubiera nacido en Estados Unidos sería Truman Capote.

Berger: ¿Cómo llegan a este proceso de inspiración y pulido de la técnica?

Lola Arias: En mi obra de teatro “Mi vida después” quise plagiar la vida de los otros, trabajar con un material real de la vida de los otros. Seis actores reconstruyen la vida de sus padres en los años 70 a partir de documentos reales. En ese momento era plagiar la vida misma, ¿por qué no reconstruir? Cada uno era un poco actor que reinterprataba su vida para mí. ¿Quién era el autor de esa obra?, ¿era yo porque había decidido juntar esas historias o ellos mismos o los autores eran los que no estaban, los que habían sacado las fotos, los ausentes? Al final, el autor era yo porque fui la que decidí cómo contar la vida de los demás, cómo enhebrar cada historia. Y en esa relación había una mezcla, una confrontación, la vida de una generación a partir de muchos. Frontera, realidad, ficción.

Rammstedt: ¿Por qué era importante para vos, Lola, usar materiales reales?

Arias: En estas fotos y cartas, a partir de esas historias privadas minúsculas se revelaba algo más reelevante sobre la historia de la Argentina.

Raimondi: No hay personajes, los actores cuentan sus historias de vida, se problematiza la idea del personaje también, usando los documentos para contar su propia vida.

Daniel Falb: En este contexto, no se puede hablar de plagio porque se están procesando materiales. Es lícito, es investigación y se da en otros medios. En tus poesías, Sergio, existen ensayos adentro y se basa en la investigación que llevaste a cabo, de la pesca, etc. Eso es fruto de la gran investigación, ¿dónde está la diferencia entre la investigación y el plagio? No tengo idea. La investigación sí forma parte del texto, sí forma parte de algo real, no es plagio y me parece bueno que se use material real y me parece que es lo correcto, no creo que haya tanta diferencia. Pablo, yo tengo que reprocesar en el interior para convertirlo y creo que eso siempre tiene lugar. Lo interesante es que este proceso de recopilación, el proceso del material.

Ramos: Se puede tener mucho talento pero ser un imbécil moral y esto de copiar y pegar no tiene sentido, no tiene arraigamiento en el alma, ¿qué sentido tiene escribir eso para que quede publicable? Hay muchos ejemplos: Mario Vargas Lllosa, un hombre con enorme talento literario, pero inventa la figura del arrepentido al revés, el perfecto idiota latinoamericano y aparece en un reportaje con traje de papel reciclable

Raimondi: Me parece que una aproximación a la noción de plagio es excesivamente escueta para lo que hablamos. Qué materiales se ponen en juego a la hora de trabajar el texto. La noción de plagio es excesivamente literaria, reconocer el uso de materiales no literarios y ver qué pasa. Habría que transformar lo que se entiende como literario.

Falb: Queda bastante claro qué es un plagio. Por un lado este chico del que estuvimos hablando, Airen, no ganó ningún dinero pero puso el material a disposición de otra autora, Helene Hegemann, que sí ganó dinero y ella tiene que pagar algo. Son derechos autorales violados, no es un problema moral, sino legal.

Ramos: Yo hablo de que es una imbecilidad moral ponerme a escribir de esa manera, quizá acá lo que diga la ley es muy importante. Yo me pregunto, ¿qué sentido tiene  para mí ponerme a hacer eso? Quizás porque el invierno sea muy largo y ahí me pongo a hacer de todo, pero si sale el sol en vez de cortar y pegar me voy a tomar sol a un parque. La obra queda una cáscara. Una cáscara porque está hecha con lo que salió de otro, armado como una casita de naipes.

Bresemann: A mí me gustaría saber si la autenticidad pone restricciones o no

Rammstedt: ¿La literatura tiene valor sólo por haberlo vivido y sino, no? ¿Tener una verdad es más importante que la autenticidad? Yo uso un material de la vida real, pero me pregunto si se necesita este sello de la verdad que viene con la realidad.

Ramos: Creo que  no se necesita haberlo vivido, sino que depende de la necesidad de escribirla que tenga el autor, la necesidad interna de escribirla. Si alguien hace una especie de collage dudo que haya nacido de una necesidad verdadera. Tengo 3500 libros para leer, y no me alcanza la vida, y es muy probable que ése no lo lea.

Nora Bossong: Hay que consumir algo exterior, apropiarse de ese material, mantener una distancia, una forma estética para producirla.

Ramos: Estoy completamente de acuerdo, acaba de dar una definición muy clara.

Bruzzone: Hay un cambio de paradigma en el que el plagio no es lo que era. La literatura debería salir de la ley de lo correcto entonces estas experiencias de esta chica puede ser fallida, en Argentina hubo una caso similar, bastante bien logrado. Estoy hablando de “Bolivia Construcciones”.

Bossong: Este debate sobre el plagio no creo que intensifique en el futuro.

“Literatura joven”

Bresemann: Hay una noción que se podría comparar entre ambos países que es el de la  literatura joven, es algo muy cool y moderno como una noción arbitraria. ¿Se refiere a un sentimiento de tipo de estético?, ¿es una etiqueta?, ¿tiene algo que ver con ustedes como escritores alemanes? El pasado lo tratamos muy diferente en Argentina que en Alemania.

Bossong: Yo no me considero parte. Con mi última novela, “El protocolo de Weber”, me pasó algo muy curioso: sólo me invitan a eventos con escritores de más de cincuenta años, nunca me invitaron a estos eventos con jóvenes escritores, por lo tanto pienso que me imprimieron el sello de lo viejo.

Rammstedt: No quiero decir nada en contra de tu libro, Nora, pero lo contradictorio es que eres joven y hablas del pasado alemán. Lo que se suele hacer es echar un vistazo a la biografía del autor y luego a la obra y eso lo hace interesante, eso contiene prejuicios un poco anticuados. Yo no me veo como parte de una delegación sino como parte de los escritores porque vengo en bici, no en avión. A nosotros no nos invitarían como grupo, como alemanes somos un grupo un poco atípico. Creo que miraron un poco nuestras biografías,  eligieron los temas y pensaron cuáles son los aspectos importantes de la literatura para discutir. En cuanto a nuestra biografia, en ella no cabe ni la segunda guerra mundial, ni la generación de los hippis del ’68. Los jóvenes quizás sí podrían hablar de la RDA y la reunificación de Alemania como país pero aparte de ellos no vivimos ningún evento histórico. Me gustaría ver desde afuera a mi país, porque yo no tengo la perspectiva de cómo nos perciben a nosotros, quiero que personas externas me den esta perspectiva. No veo ningún problema entrar en la categoría de escritor joven,  pero me alegro de esto.

Bresemann: Nos acusan de formar parte de la literatura joven, pero no tenemos temas importantes por ser jóvenes. Quieren que un escritor de 12 años escriba una obra importante y a la vez lo acusan de no tener nada que decir.

Rammstedt: Nos dicen que no experimentamos nada y la segunda acusación es que sólo hacemos obras autobiográficas y nos dicen que es aburrido porque son sólo autobiográficas y parece que ellos desean otra guerra para que tengamos más de qué hablar porque para escribir poesía se tiene que haber visto o vivido algo.

Ramos: Rimbaud a los 16 años escribió una literatura maravillosa, se va a África y leo la literatura de un muchacho de 30 años, entonces me parece una revolución literaria enorme, mi generacion, esa mirada. La palabra autobiografía no es precisa para nada, autoreferencial sería porque nadie escribe detalles de su vida privada. Jung dice que la esencia espiritual de lo vivido es digna de ser narrada, va a buscar la vivencia, el alma de los hechos. Alguna gente es joven y nada más. Alguna es vieja y nada más, en el medio están los otros, ¿no?

Veinte minutos de pausa, café.

Política y literatura: uso político de los escritores, el pasado como tema

Arias: Cuando estábamos en la presentación con los de Cofra me preguntaba cómo representábamos nosotros la literatura joven argentina, cuál era el uso político que se nos daba a nosotros como generación. Me preguntaba si realmente estábamos condenados a representar nuestra historia, que hablemos de la dictadura, como seres exóticos, trágicamente exóticos. Si por eso habían elegido ciertos autores que trabajan ese material, cómo eramos usados, me parece importante, que se hable de esto, si era algo de lo que debíamos estar alerta como escritores en el sentido de tener que ocuparnos de hablar de eso, o no sé, sobre el amor, cosas que no estuvieran relacionadas a nuestra historia local, que nos condena a contar lo que nos hace diferentes.

Ramos: Vendibles. Hoy.

Alcoba: Yo me siento en una posición extraña porque escribo en francés y estoy en Alemania como autora argentina y escribo sobre Argentina porque eso me hizo y es lo que llevo adentro. Necesité trabajar desde el principio, no sé si voy a poder escribir una historia francesa y creo que no me va a a salir y es importante decirlo porque vivo en Europa dedse que tengo diez años. Cuando se publicó La casa de los conejos en Edhasa y luego en España la publicaron en la colección de literatura hispanoamericana, entonces yo les dije: “Pero es una traducción”. Acepté que fuera un libro argentino, había algo de eso que era verdad y apartada con respecto a la historia que cuento, tengo que decirlo. Por eso me cuesta entrar en las polémicas argentinas. Yo estoy más al tanto de las polémicas francesas, pero a la vez lo acepto. No sé si el tema es hacer de mí una historia argentina, me siento argentina y francesa y de ningún lado a la vez.

Ramos: Sí, creo que tienen toda la intención de usarnos. Yo no soy hijo de desaparecidos, no hablé de ninguna novela sobre la dictadura, justo coincide mi infancia. En “El origen de la tristeza” hablo de la debacle económica, de la dictadura y de los menemistas. Creo que intentan usarnos políticamente, intentan que representemos a una generación, pero yo creo que hay que hacer lo que hace Abelardo Castillo que no acepta ninguna invitación y no viaja y hacer lo que uno sabe hacer, que un escritor sólo se representa a sí mismo. Hay que dejar de agradecer tanto, yo no agradecería a  nadie. El Estado no se arrimó hasta que fue necesario y somos una hermosa bomba de tiempo que puede explotar en cualquier momento. Hay que poder decir lo que tenemos que decir. Hay que estar alerta a ver qué pasa en el exterior y allá también.

Arias: Hay algo de lo que no se habla, de lo irreverente de la posición donde no hay esa melancolía y esa deuda y esa cosa moral sino algo mucho más punzante, irónico, de una confrontación mayor, de esa historia, de ese pasado. Vos ves esas figuras políticas que intentan usar a un escritor, cómo se habla de eso, cómo se hace memoria del pasado, se está hablando de un montón de cosas intocables para la Argentina.

Alcoba: Es la institución de la literatura.

Ramos: Es el capitalismo, el Che grabado en la remera. Van a intentar que sea una voz más y van a darle una forma final y lo importante es que quizás le llegues a una persona. Anoche yo estaba muy mal, tuve que llamar a mi hermano, estuve escuchando tanta gilada. Quería escuchar a mi hermano que se levanta a la mañana a trabajar, si tiene sentido lo que hago, me dijo que en una librería de usados, El Aleph fue para comparle un libro a su hijo, y le dijeron: “Sabemos que tu hermano está en Alemania, nosotros nos juntamos con los pibes a leerlo” Y ahí me doy cuenta de que vale la pena seguir. Que a una sola persona le llegue de verdad y punto.

Arias: Yo me pregunto más por lo representativo, nosotros como representantes de un país, qué sienten los escritores alemanes que están acá en relación a lo que representan, ¿sienten que tienen que contar una historia porque es importante, porque la representan?, ¿qué labels les colocan? Porque lo sentí muy fuerte el otro día, como si estuviéramos siendo usados políticamente para algo. ¿Cuáles son las cosas que tenemos la presión de representar? Tanto como escritor alemán, joven, ahora.

Falb: A mí me gustaría plantear otra pregunta, ¿hay criterios de selección?, lo que escribimos en nombre de qué se escribe?, ¿cuáles son las fuerzas que motivan a escribir algo, que vos te sientes obligado a escribir algo? En este caso, yo no creo que se espere de mí que escriba algo político, no creo que eso se espere de mí.

Arias: Cada uno escribió lo que escribió porque quiso, sólo hablo de la mirada externa, de cómo se construyen los discursos y qué representamos. Uno es mucho más de lo que representa, obvio, pero también estamos en un contexto político.

Ramos: El criterio de selección fue patético.

Arias: A mí tampoco me interesaba.

Ramos: A Félix lo pidieron los alemanes, Pablo Ramos vive allá, Laura Alcoba es hija de exiliados. El criterio de selección es patético. La comitiva brilla por su ausencia. En mi lugar debería estar Liliana Heker que vivió durante la dictadura, por ejemplo. Lo que está pasando es algo típico argentino, detrás de la feria se viene a sacarle provecho a la cultura, para el gobierno y la comitiva. Por eso digo que tenemos que doblar la apuesta y que les sude la espalda a ellos cuando abran el micrófono y uno de nosotros hable.

Arias: No digo que seamos una operación de mercado.

Alcoba: Hay que poner en contetxo para los alemanes de qué estamos hablando, por qué se dice lo que se dice, tal vez haya que hablar del contexto actual. Lo percibo, pero lo veo de lejos.

Rammstedt: ¿Pero ustedes realmente piensan que abordan temas argentinos? Para mí es muy difícil definir el tema alemán ahora en siglo XX.

Ramos: Tu tema particular, profundo, Tilman, es un matiz de los miles de temas alemanes que debe haber.

Rammstedt: Claro, en el sentido de que soy alemán, pero ¿qué es una historia alemana? Eso me resultaría difícil de explicar. Una vez escuché que se preguntaban ¿por qué se traducen tan pocas obras del alemán al inglés?, ¿tiene que tratarse de una obra específicamente alemana para que sea interesante? Las novelas rosas las tenemos en inglés y por eso me pregunto, ¿cuáles son las obras dignas de ser traducidas? Las que tienen que ver con la RDA y la Segunda Guerra Mundial?

Ramos: Yo escribo para un puñado de porteños, la traducción a otros sistemas me trae una alegría económica. Si conecto con alguien de otro pais es genial pero excede toda intención mía. No puedo imaginar un puñado de más de 300 lectores, lo que venga después todo bien pero es un milagro que me excede por completo. Woody Allen dice que hace cine para norteamericanos de clase media, bueno, Allen me excluye, no le intereso. Un lector es algo tan enorme.

Rammstedt: Yo no me preocupo por el mundo de las traducciones. ¿Ustedes piensan   que tienen que escribir una historia argentina de crisis o desaparecidos porque son historias interesantes o porque son típicas de Argentina?

Arias: “Mi vida después” es sobre la dictadura y la otra es en alemania sobre una familia alemana y era con actrices que contaban su vida, pero era la vida de una actriz y su mujer, una pareja lesbiana que juntas tienen dos hijos. Las preguntas eran, ¿cómo dos mujeres hicieron para tener dos hijos? La obra abordaba un problema contemporáneo, que es si las parejas gays pueden o no adoptar hijos. Una de las críticas más fuertes fue de la primera que la obra argentina era muy política y que la alemana no era reelevante porque hablaba de algo privado. Pero nada que ver, es muy político porque habla de las cosas que están pasando ahora. De los cambios sociales. Y representan formas de familia que aún no estaban representadas y me parecía extraño que que dijeran que una obra mía es reelevante si el tema es argentino o no.

Berger: Pablo, dijiste que sobre el período menemista existe poca literatura a pesar de que allí han pasado los grandes escándalos y realmente compensaría escribir sobre estos asuntos. Sobre el período de Helmut Kohl pasa lo mismo. Se escribe poco de él, es interesante. Ustedes son la generación que viene después de los que han vivido en la dictadura. Se puede identificar a personas, intelectuales políticos, y en Alemania es difícil, los medios de comunicación, el guardado de datos.

Zange: Si hay un escritor alemán que se ocupa de temas políticos hoy en día, es Benjamin Stuckradt-Barre. Él habla de temas políticos, bonitos desde el aspecto exterior, pero es una perspectiva muy pequeña porque no entiende mucho de política pero lo hace de una forma casi absurda, el hecho de trabajar como reportero en la B.Z. hizo que asistiera a varios eventos políticos y los describe develando las formas de representación del poder político.

Rammstedt: Eso me parece interesante. Está claro que uno de los aspectos de la literatura joven es una puesta en escena distinta. Pero en el caso de Stuckradt-Barre y sus columnas para la B.Z. se debe decir que al fin y al cabo es un trabajo periodístico.

Ramos: ¡Todos los lugares comunes, encima con algo que no le hace falta nada! Les pregunto a los alemanes, ¿la obligación de tener una posición clara contra los genocidios hasta dónde creen que es por los premios? ¿Hasta dónde el mercado no se come toda la necesidad de tener una perspectiva política correcta? Quiero saber más de ustedes. Es extraño que un trabajo como el cortometraje “En ausencia” (2002) de Lucía Cedrón gane un premio (Oso de Plata  en la Berlinale 2003) ¿Quién se animaría a no premiarlo por esta necesidad, que veo yo, de que gente que conozco tiene siempre una posición políticamente correcta? ¿Hasta qué medida premian lo político por ser político?

Zange: Creo que en estas instituciones las posiciones políticamente correctas tienen más oportunidades, ¿por que? No sé.

Ramos: Hasta qué nivel estará instalado en Argentina y Alemania el miedo de repetir el pasado. Un pasado que tiene personajes vivos, abuelitos siniestros. ¿De qué manera se relacionan en contra?

Berger: ¿Se discute sobre estos temas?

Zange: Nos hemos separado de esto pero existe precaución al hablar sobre estos temas.

Rammstedt: Mi último libro, “Un cuento chino” es una historia que tiene lugar en el presente, el personaje principal tiene 80 años y este libro tiene muy poco de realidad. Yo no me siento obligado a remover el pasado. Tenía miedo de que se me malentendiera por no tratar el pasado teniendo una figura de 80 años.

Ramos: Que surja la palabra miedo me parece interesante, habla de una condición que hay que superar en el momento de escribir porque a pesar del miedo escribiste el libro. Tampoco sé si hay literatura sobre los neonazis. Y no es una casualidad, pero hay sectores donde no se puede ir con un sombrero que diga “Viva México”. Tuve que hacer una denuncia policial porque casi me matan, casi me vuelvo a Argentina, esa problemática del pasado está reflajado en hoy. Nadie me avisó que tenía que tener cuidado si me equivocaba de tren o no entres a preguntar a un bar cómo volver porque me iban a responder “te vamos a mandar nosotros”. Y muchos alemanes agachan la cabeza frente a esta problemática viva que tiene conexión con ese pasado, con la unificación. Empecé a salir de mi inocencia turística, la puerta de Branderburgo… Quiero saber si eso se debate, como también qué pasa con los hijos de turcos. Ustedes pueden ayudarme a entender más esto. Diría que es demasiado real diria, no se qué proporción de gente votaría a un partido de ultraderecha. En Francia más del nueve por ciento.

Alcoba: ¿Es un tema que se habla en la literatura actual la permanencia de la extrema derecha?

Bruzzone: Y otra pregunta, ¿no creen que la literatura joven no haciéndose cargo del pasado no se está haciendo cargo del pasado?

(Silencio largo)

Rammstedt: Podemos decir que cualquier tipo de literatura siempre tiene algo que ver con el pasado.

Bruzzone: Los verdaderos temas del pasado.

Bossong: Creo que eso no existe.

Bresemann: ¿Es un acuerdo alemán no leer el pasado?

Bossong: En la escuela todos nos tenemos que dedicar al nazismo. Pero no me parece una buena manera de pensarlo, imponerlo en nosotros como en el colegio. Italia y Alemania fueron dos países fascistas aliados en la Segunda Guerra Mundial, pero en Alemania el estado impone cómo tienen que ocuparse del pasado y hay obras a las que no podemos acceder, son obras prohibidas. En Italia todo lo contrario. La lucha se publica pero en versión comentada y en Italia, el libro lo puedes comprar en cualquier rincón de mesas de prouctos baratos para turistas. Y lo que me dicen en Roma, el fascismo era algo del norte de Italia, dentro de Italia la gente se distancia diciendo que era regional.

Rammstedt: En Alemania estamos todos muy orgullosos de habernos ocupado de manera excelente del pasado, de haberlo tratado con perfección. Creo que hemos terminado con el pasado y ahora por primera vez podemos decir que hubo vícitimas alemanas y una manera de ocuparse fue a través de la literatura porque ésta es una de las épocas bien definidas en el pasado y nos dicen por qué no os ocupáis, de la misma manera.

Ramos: Pero están poniéndose en una posición que los hace jugar tranquilos en este lugar. Reformulo la pregunta, ¿no les da más ganas de revisar ese pasado desde otro punto de vista? Es decir, no nos pongamos tan susceptibles.

Bossong: Ocuparse del pasado fuera de la literatura a través del estado del gobierno es algo que se impone, una obligación y ocuparse del pasado es una obligación. Lo veo como una forma de resistencia a esta forma obligatoria impuesta del pasado. No me refiero a la literatura de posguerra, sino a la manera incorporarlo en los currículums del colegio.

Zange: En mi juventud he leído una parva de libros sobre el nazismo y no me puedo imaginar escribir algo sobre este tema poque lo tengo hasta las narices.

Ramos: Les voy a decir algo, a mí me pasó algo acá. Estaba leyendo en el tren y me pasé de estación y por esta zona -sostiene un mapa del subte en la mano- me parece ser que por acá pasan cosas complicadas.

Rammstedt: ¡Es que ninguno de nosotros salió del centro!

Ramos: Me resulta medio extraño que no les interese.

Berger: A esta altura tenemos que ir terminando.

Ramos: ¡Pero vos querías debate, papá!

Julieta Mortati, Protocolo

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